Después de haber dado con el blog PABLOEXISTE, y sin la total seguridad de que correspondiera a Pablo Estrada, me dirigí a la entrada más antigua del blog y la leí, y al hacerlo podía imaginarme a mi profesor hablando, pues el escrito de cierta forma respondía a una imagen que inconscientemente me formé de él. Al otro día confirmé por un mensaje de facebook que le mandé a Pablo que efectivamente ese era su blog, pero como yo estaba a punto de partir rumbo a Manizales de retiro… copié 5 de sus entradas más antiguas en Word y las imprimí. Leí la primera de ocho hojas y las guarde en mi bolso junto a un par de libros – itinerario hacia Dios de Ignacio Larrañaga y Alexandros I de Valerio Massimo Manfredi -.
El primer texto que leí, la entrada más antigua del blog, titula “¿Por qué no? The Dark side Of The School”… donde expone que el único referente de lo que se escribe es él mismo (Pablo), que la auténtica escritura sólo puede surgir de lo que realmente se ha vivido, lo que se sabe, lo que se conoce… lo demás es una escapatoria, un sofisma de distracción (en ese momento … ¿será que en eso de “lo demás” van incluidos escritos como Harry Potter, Las crónicas de Narnia, los escritos de Tolkien, la Trilogía del Mundo de Tinta de Cornelia Funke, y otros que han sido parte de mi lectura y que son de mi agrado… Serán sofismas de distracción?... será verdad que ese tipo de literatura adormece y me ha hecho más estúpido???... podría ser posible…).
Voy en el bus rumbo a Manizales acordándome de lo que leí y acordándome de las clases del profe Pablo, y miro por “la ventanilla de bus” y veo mi reflejo que se mezcla con el paisaje… somos, soy el paisaje… qué coincidencia, “la ventanilla del bus”, con la diferencia que este bus no iba por el centro de la ciudad, sino por una carretera que, para variar (en Colombia), va en medio de una cordillera… Miro mi reflejo y veo que me devuelve una sonrisa cómplice… Qué pensaría Pablo si supiera que sus escritos bajados de internet e impresos por mí van junto al libro de Alexandros I, sofisma de distracción… pensar que competirán sus ocho páginas contra un libro de Valerio Massimo Manfredi… ¿Qué pensaría si lo supiera? ¿Qué diría?... quizás nada… pero a mí me causa cierta gracia y cierta inquietud esa situación… pero sigo pensando, meditando en el viaje… y mi reflejo sigue allí, en la ventanilla del bus… Somos el paisaje, soy paisaje, soy la realidad… ¿Será por eso que la auténtica escritura es la que surge de nosotros mismos, la que tiene como referente el yo?... puede ser… pero si hay una auténtica escritura, me pregunto si existirá una “auténtica lectura”… Será que toda lectura es auténtica?, o abran algunas que sean para el yo auténticas y otras no, o unas más auténticas que otras… O sólo la escritura es auténtica cuando está referida al yo, pero en la lectura eso es indiferente?... En realidad no lo sé, y por ahora tampoco indagaré sobre ello, pues “prefiero evitar la fatiga” por ahora, quizás vuelva sobre ello después, además de que en este momento no sabría como abordar el tema.
Habiendo llegado a Manizales he abierto mi bolso y he sacado el libro de Alexandros y las 8 páginas impresas y las he puesto sobre el escritorio… Las miro pensando que leer… Si Alexandros me adormece y me vuelve estúpido… será que Pablo me despertará de alguna forma?... y decidí dejar que Alexandros espere un tiempo… y leí y releí (y sigo leyendo) las hojas de Pablo… ¿Será que me despertarán? No lo sé, quizás es muy pronto para decirlo… pero hay algo que han hecho, y es moverme a escribir… quizás escribo bobadas, o quizás escribo mal… es muy posible… además, muchas veces cuando se comienza a despertar… se despierta atontado… sin saber que pasa, sin ubicarse, queriendo seguir adormecido… ¿Pues acaso no es placentero? Pues, sí… pero valdrá la pena?
Ahora sé que verdaderamente Pablo existe, y sé algo más… Gracias profe Pablo.
Y para los que se preguntan ¿quién es Pablo?, su apellido es Estrada… Pablo Estrada, mi profe de lenguaje por poco tiempo… aunque quizás ahora sea un compañero de camino, acompañándome con sus escritos, que si fueron escritos con el deseo o la necesidad de comunicar – como escritura auténtica aunque no sé si como lectura auténtica- … a mí me han comunicado algo… Pablo Existe… y yo también… Gracias profe Pablo
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